domingo, 28 de febrero de 2010

Cada día más cerca del tiempo final

Para ver más: BBC

Luces en el terremoto de Chile 2010

La Luna influye en los terremotos


Relacionan terremotos no volcánicos de movimiento ultralento con las mareas.

Al oeste del estado de Washington y en la Columbia británica se producen terremotos de movimiento ultralento. Estos fenómenos, que implican deslizamientos de la placa y temblores, pueden durar dos o tres semanas y liberan tanta energía como un gran terremoto. En ese tiempo este tipo de terremotos mueven la placa continental dos o tres centímetros. Al liberarse la energía de esta manera tan lenta no se producen daños personales o materiales. Los geofísicos han venido estudiando este fenómeno durante más de una década.
Ahora investigadores de University of Washington han encontrado pruebas de que este tipo de fenómenos están influenciados por las mareas oceánicas. Es decir, por la fuerza gravitatoria del Sol y la Luna.
Como todos sabemos las mareas están causadas por el Sol y principalmente la Luna. Estos cuerpos tiran de una parte de la Tierra (la parte más cercana a ellos) con mayor fuerza gravitatoria que del lado opuesto y el océano, que es “flexible”, toma una forma ahuevada que sobre la superficie percibimos como una subida o bajada del nivel del mar según la Tierra rota sobre su eje. Aunque la Luna ejerce menos fuerza gravitatoria que el Sol, ésta está mas cerca y el tirón diferencial es mayor, por eso las mareas lunares son más pronunciadas que las provocadas por el Sol. A lo largo del día el nivel de marea cambia según la Tierra gira sobre su eje. A lo largo de un mes el efecto de la marea lunar y solar va cambiando, y se suma positivamente durante las fases de luna nueva o llena. En esos momentos tenemos las mareas vivas.
Aunque una diferencia mareal de unas decenas de centímetros parezca poco, extendida sobre una gran superficie del océano, la marea libera o acumula un peso muy elevado sobre el lecho marino. ¿Tiene esto una influencia en los terremotos? ¿Afecta la marea astronómica a las masas de tierra continental? La relación entre mareas y los terremotos ultralentos se sospechaba desde hace algún tiempo al medirse periodicidades de 12,4 , 24 o 25 horas. Justin Rubinstein y sus colaboradores publican ahora un artículo en Science Express en donde explican este fenómeno con detalle.
Los últimos terremotos de movimiento ultralento se dieron en la región en julio de 2004, septiembre de 2005 y enero de 2007. Antes de estos eventos los investigadores dispusieron unos sismómetros sobre la región para así tomar toda la información posible sobre la localización y naturaleza de los temblores de tierra que se pudieran dar.
Estos investigadores han tenido cuidado de eliminar convenientemente el ruido sobre los instrumentos causado por la actividad humana como la actividad minera y las talas, que sorprendentemente producían un gran efecto.
Los sismómetros registraron dos pulsos diarios en los terremotos de 2004 y 2007 pero, aunque los datos del evento de 2005 son similares, no se pudo identificar con claridad este mismo patrón para el evento de ese año.
Según los autores del estudio la probable fuente de los pulsos sería la influencia mareal de la Luna y del Sol que tienen también la misma periodicidad. El pulso mareal de 12,4 horas coincide con el pico del tirón gravitatorio lunar, mientras que el pulso de 24 o 25 horas lo han relacionado a la influencia lunar y solar conjunta.
Según sus medidas cuando la marea sube los temblores aumentan en un 30%, lo opuesto a lo esperado.
Creían que al subir la marea y añadirse agua, y por tanto peso, los temblores disminuirían, pero el efecto es precisamente el contrario. Los terremotos de este tipo son, por tanto, más fuertes en marea alta y más débiles en marea baja. De hecho los autores no entienden la naturaleza del fenómeno, encontrándolo bastante misterioso.
Una posible especulación sobre este asunto sería que al haber más peso de agua sobre la placa deslizante ésta “rozaría” más y por tanto se producirían temblores más intensos.
Como acabamos de ver cuando hay grandes masas implicadas la Luna produce una influencia medible, pero hay que tener en cuenta que ésta es casi nula para masas pequeñas.

Fuentes y referencias
Nota de prensa en University of Washington.
Artículo en Science (resumen).

sábado, 27 de febrero de 2010

América Latina, una región muy expuesta y vulnerable a los terremotos


Los sismos sufridos por Chile este sábado y por Haití son un recordatorio de que América Latina y el Caribe se cuentan entre las regiones más expuestas a terremotos en el mundo y también las más vulnerables por sus miles de tugurios construidos alrededor de cerros y ríos.

El mapa sísmico no deja lugar a duda: una línea roja recorre el continente de sur a norte, bordeando sus costas pacíficas para llegar hasta el Caribe. En su devastador camino se encuentran Santiago, La Paz, Lima, Quito, Bogotá, Caracas y todos los países centroamericanos.

El temblor que mató a cerca de 70.000 personas en el norte de Perú, el 31 de mayo de 1970, el del 4 de febrero de 1976 en Guatemala, causante de 25.000 muertos y 3,5 millones de damnificados. El de 1985 en Ciudad de México, que mató a 10.000 personas, o el de Haití en enero de 2010, que podría haber dejado 300.000 muertos, son ejemplos.

El continente ostenta el récord mundial del más intenso terremoto jamás registrado, de 9,5 grados en la escala de Richter, que se produjo el 22 de mayo de 1960 en la ciudad de Valdivia (840 km al sur de Santiago de Chile) y causó 3.000 muertos.

El terremoto sufrido este sábado en Chile, de magnitud 8,8 en la escala Momento, fue el segundo más potente de los últimos 20 años, tras el de 9,1 grados en la escala de Richter registrado en diciembre de 2004 en las costas de Indonesia y que desencadenó el tsunami que mató a 220.000 personas.

Nada extraño desde un punto de vista geológico: en la región varias placas tectónicas oceánicas se introducen debajo de la corteza continental, que a su vez es atravesada por diversas fallas.

Por ejemplo, en el Pacífico, “la placa (oceánica) de Nasca, se introduce hasta 700 km por debajo de la placa continental”, explica Estella Minaya, directora del Centro Regional de sismología para America del Sur. “En algún momento aumenta su velocidad, y eso genera ruptura y desplazamiento”, agrega.

La zona más expuesta actualmente, añade la especialista, “va del sur de Perú al norte de Chile”, donde “se va acumulando energía hasta que eso va a estallar”.

En Guatemala, las autoridades también advierten sobre los riesgos crecientes, especialmente el director del Instituto de Sismología, Eddy Sánchez, quien ha dicho que regularmente después de 30 años existen grandes descargas de energía, cuyo tiempo ya venció.

¿Qué hacer? En la mayoría de los países, especialistas y funcionarios entrevistados por la AFP indican que se organizan con frecuencia simulacros de terremotos, se dispone de estaciones de monitoreo y de normas de edificación antisísmica, pero no sin insuficiencias para proteger a los 586 millones de habitantes de la región, más del 75% de ellos urbanos.

“En Chile, Colombia o Perú, hay reglamentación para que las viviendas soporten ese tipo de terremotos, pero por ejemplo en Bolivia no hay control (sobre su aplicación, ndlr) y la mayor parte de la población está en zonas de vulnerabilidad”, afirma la ingeniera Minaya.

También en Bogotá, ciudad con riesgo sísmico intermedio donde viven millones de desplazados en edificaciones artesanales construidas en la veredas, más del 80% de las viviendas no cumple con normas sísmicas, según especialistas.

En Ecuador “existen construcciones irregulares en todo el país y eso es fuente de peligro”, asegura Mario Ruiz, jefe de sismología del Instituto geofísico de Quito.

Lo mismo ocurre en Venezuela donde “más de la mitad de la población vive en viviendas humildes sin capacidad para resistir un terremoto y más del 60% habita, a su vez, en zonas de riesgo sísmico”, según Carlos Genatios, experto en ingeniería estructural y sismorresistente.

Los especialistas insisten en la necesidad de recordar reglas básicas de prevención y en la llamada “microzonificación”.

Esta técnica, que consiste en documentar muy localmente el riesgo sísmico y el tipo de suelo, permite definir con mucha más eficacia la construcción adecuada, casi a nivel de barrios, y así limitar los daños, precisa Estella Minaya.

Pero según los expertos, falta aún mucho camino para el “riesgo cero”.

“Ningún país en el mundo está realmente preparado para los peligros que representa un sismo”, admite el director de sismología del Instituto geofísico de Perú, Hernando Tavera.

“En definitiva nadie está moderadamente preparado ante un fenómeno como estos”, dice también la subdirectora del Instituto colombiano de geología y minería, María Calvache.

Con información der AFP

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